Comprar verduras en verano tiene sus beneficios y sus contras. En primer lugar, en verano es amplía la gama de verduras de temporada que puedes conseguir, por lo cual al comprar verduras éstas terminan siendo mucho más baratas y sabrosas. Por otro lado, con el calor, es mucho más difícil conservarlas en buen estado, ya que los ambientes calurosos aceleran el proceso de contaminación de los alimentos frescos.
Sin embargo, hay varias maneras que puedes conservar tu compra de temporada al comprar verduras, y dependiendo de la hortaliza en cuestión, unos métodos son mejores que otros. Si has comprado verduras sueltas y están en un envoltorio plástico, perfora la bolsa para que no se condense la humedad y éstas puedan respirar. También, al contrario de lo que muchos piensan, las verduras no necesitan la luz para mantenerse. Si se guardan en un lugar fresco, pero no muy frío, como en la parte baja de la nevera o en los cajones alejados de la luz, pueden aguantar hasta una semana.
En el caso de las judías verdes, las zanahorias, los espárragos, las acelgas y las cebollas, es posible lavarlas y cortarlas para luego congelarlas. Aunque quizá la textura y el color se vean afectados luego, su sabor y nutrientes se preservarán intactos. Otras verduras como los pimientos, no pueden congelarse, pero sí pueden envasarse al baño maría. Sin embargo, esta técnica hay que aplicarla con mucho cuidado para llegar a los niveles adecuados de esterilidad.